CAPÍTULO DOS
Tenía planes para unas
entretenidas reestructuraciones.
—Sasha —Kirill me sacó de mis
pensamientos— ¿estás seguro que quieres estar solo?
—Si, estaré bien, vayan
acomodarse a sus nuevos lugares, nos vemos mañana.
Los dos asintieron y se
fueron. Hoy más temprano, les entregué una propiedad a cada uno, estaban cerca
de aquí, serían las únicas, además de la mía, que estarían habitadas, así todos
nos cuidaríamos las espaldas, pero mantendríamos nuestra privacidad.
El más agradecido era Ivan.
Coloqué mis cosas en la
habitación principal, la casa estaba prácticamente vacía, pero me haría cargo
después. Salí al balcón del dormitorio, y la vista era impresionante. Toda la
ciudad se veía desde ahí. Decidí ir a tomar aire fresco, pero antes de salir,
pasé por un six pack de cerveza, que se habían encargado más temprano de
abastecerme.
Atravesé uno de los terrenos,
y brinqué un muro para llegar al mirador que había visto. Vislumbré un frondoso
árbol, que me pareció lo bastante cómodo para tomarme un respiro.
Cuando me estaba acercando, una
extraña sensación me invadió y me hizo detenerme un momento. Sentí una especie
de electricidad correr por mis venas y caminar por mi columna, fueron como dos
segundos, pero bastante intensos.
Continué con mi camino, y a
unos pasos del árbol, escuché unos suaves sollozos, me acerqué un poco más, y
vi una chica sentada en el suelo, abrazando sus rodillas.
La imagen me provocó una
punzada tan fuerte en el pecho, y sentí un momento de déjà vu, un
reconocimiento del pasado, pero el recuerdo se me escapó.





